Alguna vez pensaste que tus emociones e incluso tus acciones están controladas por algo más que tu cerebro? O quizá que ese término de “gut feeling” que utilizan las personas de habla inglesa va más allá de una simple intuición? Pues te tengo noticias súper interesantes y que pueden cambiar la forma en que entendemos y tratamos los trastornos de ansiedad, depresión e incluso enfermedades mentales degenerativas como el Alzheimer.

Más de 100 millones de neuronas se encuentran a lo largo del revestimiento del tracto gastrointestinal. Este conjunto de neuronas se denomina Sistema Nervioso Entérico (SNE), está físicamente conectado al Sistema Nervioso Central (SNC) por el nervio vago, y está encargado de los procesos digestivos y varios procesos metabólicos, y de absorción de nutrientes. Hasta ahí quizá no hay mucha novedad. Pero sabías que las células del intestino se originan del mismo tejido que el Sistema Nervioso Central  durante el desarrollo fetal? Y sabías que si se cortara el nervio vago, el SNE seguiría funcionando de manera independiente? Pues entonces, no debería sorprendernos que al intestino se lo llame nuestro segundo cerebro cierto?!

Ahhh pero esto recién empieza! Uno pensaría, ok, el SNC ha terciarizado su rol digestivo a neuronas ubicadas en el tracto gastrointestinal para facilitar y agilizar este importante proceso. Si bien esto es cierto, resulta que el SNC no siempre es el director de orquesta. Los científicos han identificado que entre el 80-90% de las fibras del nervio vago llevan información del intestino al cerebro y no así del cerebro al intestino! Es más, esta comunicación de doble vía no habla solamente de temas digestivos sino que se constituye en un camino donde interactúan hormonas, neurotransmisores e impulsos nerviosos. Aha, así es. Si bien nuestro SNE no es capaz de tomar decisiones ejecutivas o escribir hermosos poemas, sí que es una perfecta y compleja sinfonía orquestada de procesos endocrinos, inmunológicos, metabólicos y nerviosos.

Ahora se viene lo más interesante! Muchos de los neurotransmisores que el cerebro utiliza para regular procesos psicológicos así como procesos mentales como el aprendizaje, memoria y humor son producidos en el intestino. El 90% de la serotonina y el 50% de la dopamina, son producidas en el intestino!, Algunos son sintetizados de los alimentos que consumimos pero en su mayoría son producidos por las bacterias que viven dentro de nuestro intestino. Sí! Nuestras hermosas amigas bacterias! Que por cierto representan el 90% de todas nuestras células en el cuerpo! Miles de especies de bacterias con diferentes funciones tan diversas como la selva del amazonas. El conjunto de estas bacterias y los otros organismos y sus genes que viven en nuestro intestino se llama microbioma.

Estudios en animales han mostrado que la manipulación del microbioma, de alguna manera, produce comportamientos relacionados a la ansiedad o la depresión. Desbalances en el microbioma vinculados a estados proinflamatorios crónicos en el cuerpo han sido relacionados a esclerosis múltiple, desordenes del espectro autista y enfermedades mentales. También han sido vinculados a enfermedades autoinmunes, lo que no debería sorprendernos, ya que el 70% de nuestro sistema inmunológico se encuentra en nuestro intestino! Un estudio en Suecia de niños nacidos prematuramente que requirieron antibióticos (que matan tanto bacterias malas como buenas y por lo tanto generan un desbalance en el microbioma) y que no pudieron consumir leche materna (que contiene entre muchos otras sustancias, bacterias para fortalecer el microbioma del niño) incrementaron en 30% la probabilidad de riesgo de depresión, y un 270% la probabilidad de tener desorden bipolar.

En fin, en los últimos 30 años, se han incrementado enormemente los estudios sobre el rol del SNE y el microbioma en las emociones y el comportamiento del ser humano, y en una serie de enfermedades mentales y autoinmunes. Las posibilidades de prevenir y tratar trastornos de ansiedad y depresión, desórdenes psiquiátricos y enfermedades mentales a través de intervenciones en el intestino van en ascenso, pero aún queda un largo camino por recorrer y aprender. Sin embargo, ya tenemos mucha información que nos permite asumir, con poca probabilidad de equivocarnos, que mantener un microbioma en balance puede ayudar en gran medida a tener una buena salud mental.

En un próximo artículo estaré compartiendo con todos ustedes cómo mantener un microbioma saludable, pero les adelanto algunos tips: Reducir el consumo de azúcares refinadas; incrementar el consumo de frutas y verduras, y de alimentos fermentados como el kefir, la kombucha, el tempeh, chuchut entre otros; utilizar antibióticos y otros medicamentos sólo cuando sean estrictamente necesarios; reducir/manejar el stress.

No te postergues más! Tu salud está en tus manos! Y en este caso en tu intestino!