Usualmente cuando pensamos en el impacto de lo que comemos, nos enfocamos en nuestra salud y en nuestro paladar. Y por supuesto que ambas áreas son importantes y debemos tomarlas en cuenta.

Sin embargo, nuestras elecciones alimenticias conllevan muchos más efectos que aquellos percibidos en nuestros hogares. Esto resulta más claro cuando entendemos que como consumidores/as, somos parte de un sistema alimentario que está vinculado a su vez a otros sistemas alimentarios locales, nacionales, regionales y finalmente globales. Estos sistemas alimentarios, al mismo tiempo, influyen y son influenciados por factores económicos, sociales, políticos y ambientales.

En este artículo, quiero enfocarme en el impacto de nuestras elecciones de consumo de alimentos en el medio ambiente. Este impacto es un mundo enorme, pero al menos compartiré con ustedes algunos datos que complementen la información que ustedes probablemente tienen al respecto, y los/as ayude a tomar decisiones más conscientes y alineadas a lo que buscan.

Algunos datos iniciales

 

Del total de la superficie del planeta tierra, sólo el 29% es tierra, es terreno, el resto es agua. De este porcentaje de tierra, el 71% es tierra habitable, y de esa tierra habitable, el 50% está dedicada al sistema agroalimentario, cultivos y ganadería (Ritchie y Roser, 2020).

En el año 1700 la superficie dedicada a agricultura y ganadería era menor a 9 Millones de Km2 mientras que en la actualidad ya utilizamos alrededor de 51 Millones de Km2 (lo que corresponde al 50% de la superficie de la tierra habitable que mencionamos). Esto quiere decir que en este periodo la humanidad ha aumentado sus actividades agropecuarias en un poco más de 550% y si bien la población también creció considerablemente, es importante notar que este crecimiento fue notoriamente mayor durante los últimos 100 años, y ocurrió debido a un cambio cualitativo muy importante en nuestra alimentación vinculado a modificaciones en la cultura alimentaria, los costos de producción, la capacidad adquisitiva de los consumidores y  el poder e influencia de los múltiples actores del agro y la industria alimenticia sobre las políticas y economía globales (Nordgren, 2020).

Uno/a podría decir que quizá no hay otra alternativa, ya que los humanos necesitamos comer, sin embargo, el modelo actual de producción agrícola y ganadera es muy ineficiente al momento de responder a las necesidades humanas de alimentación y nutrición. De toda la producción agrícola del mundo, sólo un 50-60% se destina directamente al consumo humano, mientras que aproximadamente un 35-40% se usa para alimentación de animales y el resto se emplea en otros sectores productivos como por ejemplo la fabricación de biocombustibles (Garibaldi, Andersson, Fernandez y Perez-Mendez, 2018).

Por otro lado, el 77% de los suelos dedicados a la producción de alimentos, se utilizan para la producción de animales y cultivos para alimentación de ganado y producción de carnes, lácteos y huevos, pero sólo aportan el 18% de las calorías y el 37% de la proteína requerida por la población mundial. Mientras que apenas el restante 23% de suelos agrícolas cubren el 82% de la demanda humana de calorías y el 63% de nuestros requerimientos de proteína (Nordgren, 2020). Ver gráfico 1

Gráfico 1: Uso global de tierra para la producción de alimentos. Fuente: Ourworldindata.org.  Traducción por Marcos Nordgren

Efectos en el cambio climático

 

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático define el cambio climático como: “un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables”

El cambio climático que se está viviendo actualmente, puede llevar a que la temperatura del planeta se incremente considerablemente con impactos catastróficos. En el Acuerdo de París ratificado en 2015, la mayoría de países del mundo (196 Partes, para ser más exactos) acordaron mantener por debajo de 2 °C el incremento de la temperatura global del planeta y hacer esfuerzos para limitarlo a 1,5 °C. La fecha fijada para llegar a estos objetivos es 2050. Sin embargo, hasta la fecha poco se ha hecho al respecto. Si la temperatura del planeta llegará a incrementarse en 2 °C, para el 2100, 410 millones de personas quedarían expuestas a sequias y a falta de agua, 8% de las especies de vertebrados perderían al menos la mitad de su población, 16% de las plantas perderían al menos la mitad de su población, 99% de los arrecifes se perderían, 13% de áreas terrestres sufrirían cambios en las características, flora y fauna de sus ecosistemas, entre otras grandes consecuencias (Sostenibilidad para todos).

Una de las principales causas del cambio climático es el efecto invernadero. Este efecto es el calentamiento que se produce cuando la atmósfera atrapa el calor que se irradia desde la Tierra hacia el espacio. Ciertos gases en la atmósfera bloquean el calor y no permiten que éste escape. Los principales gases de efecto invernadero son el vapor de agua, dióxido de carbono, metano, dióxido nitroso y cloroflurocarbonos.

Gráfico 2: Efecto invernadero.  Fuente: Dciencia. Ciencias para todos

 

El 31% de los gases de efecto invernadero son producidos por la producción de los alimentos: agricultura, ganadería y forestería. De ese porcentaje, el ganado supone casi 2/3 de las emisiones de esos gases. Esto debido al metano que emiten a través de los gases y eructos que generan, por la pérdida de bosques debido a la ampliación de la frontera agrícola para el desplazamiento de los animales, pero también para el cultivo de forraje que será su principal alimento en el modelo de actual de crianza industrial de ganado (Garibaldi, Andersson, Fernandez y Perez-Mendez, 2018).

Nuestros bosques (una de nuestras grandes fuentes de oxígeno) están siendo eliminados para plantar monocultivos como el maíz y la soya para alimentar al ganado industrial y para utilizarlos como insumos para los biocombustibles. Sin estas reservas de árboles que secuestran el carbono, éste se convierte en dióxido de carbono que es posteriormente emitido a la atmósfera. La deforestación y la degradación de bosques supone 10-11% de las emisiones globales.

La agricultura convencional utiliza grandes cantidades de fertilizantes y pesticidas sintéticos tóxicos que contienen grandes cantidades de nitrógeno que se convierten en dióxido nitroso, uno de los gases de efecto invernadero, además de ingresar en nuestras aguas contaminando los océanos.

El ganado, sobre todo las vacas, son animales que deberían consumir pasto, su sistema digestivo, compuesto de 4 estómagos, está creado para eso. Sin embargo, en la ganadería industrial, se ha descubierto que alimentándolo de granos engordan más rápidamente y necesitan menos espacio para pastar. El consumo de estos granos hace que el ganado genere eructos y gases excesivos, lo que se traduce en mayor metano en la atmosfera.

Efectos en biodiversidad

 

En los últimos años se ha visto una extinción acelerada de especies, pérdida de hábitat naturales, cambios en la distribución y abundancia de especies, reducción de la diversidad genética de los ecosistemas naturales y en sistemas de producción de cultivo y ganadería. No debemos olvidarnos que la biodiversidad no sólo provee alimentos al ser humano, sino que además sustenta el funcionamiento de los ecosistemas responsables de proveer agua fresca, regular le clima, mareas y enfermedades. Además de proveer espacios recreacionales y de crecimiento espiritual. Asimismo, permite la combinación de múltiples formas de vida cuyas mutuas interacciones con el resto del entorno fundamentan el sustento de la vida sobre el mundo (Campbell, Noonan-Mooney y Mulongoy, 2012)

La expansión de la agricultura y ganadería se constituye en uno de los mayores impactos humanos en el medio ambiente. De hecho, el 80% de la nueva superficie cultivada reemplazó sitios de gran riqueza biológica como bosques tropicales y subtropicales, consume alrededor del 70% de agua dulce del planeta y es responsable de la pérdida del 70% de especies en el mundo. (Garibaldi, Andersson, Fernandez y Perez-Mendez, 2018).

Los métodos convencionales de agricultura y ganadería han generado una enorme reducción de la diversidad de cultivos y crianza de animales para consumo humano, lo que ha conllevado a que el 75% de la comida del mundo provenga de 12 especies de plantas y 5 de animales.  Esto a la vez pone en riesgo a las diferentes especies de abejas y fauna (Friends of the Earth, 2020).

¿Y qué hay del desperdicio de alimentos?

 

Actualmente, 1/3 de la comida que producimos se pierde o desperdicia en algunos de los procesos de la cadena de producción, transporte y consumo de alimentos. Esto representa no solo la pérdida del alimento, sino también la pérdida de todos los insumos como mano de obra, agua, energía y tierra que fueron utilizados en dicha cadena. Los desperdicios y pérdidas mundiales de alimentos generan el 6% de las emisiones de gases de efecto invernadero anuales (Ritchie y Roser, 2020).

Para entender mejor la magnitud de esta pérdida, tomen en cuenta que recuperando sólo un 25% de la comida que se desperdicia podría alimentarse a todas las personas con desnutrición en el mundo (Garibaldi, Andersson, Fernandez y Perez-Mendez, 2018).

¿Y entonces la solución es dejar de consumir productos animales?

 

El incremento del consumo de carne animal ha sido exponencial. En los últimos 50 años se ha cuadruplicado (Ritchie y Roser, 2020). También hemos visto el gran impacto del sistema de alimentación vinculado a la cría de animales en el medio ambiente.

Una reducción del consumo de carne y sus derivados puede ser una alternativa o al menos una parte de la respuesta en relación a cambios en el consumo de alimentos de la población, necesarios para reducir el impacto negativo en el medio ambiente. Sin embargo, no debemos perder de vista, que el verdadero problema es el modelo actual que domina los sistemas alimenticios en el mundo. Un modelo, que tiene como principal objetivo la ganancia de las grandes industrias alimenticias y aquellas industrias vinculadas a las mismas, sacrificando la salud de las personas, de las especies animales y vegetales, y el balance tan necesario de los diferentes ecosistemas que conviven en nuestro planeta.

Existen otras formas mas amables y eficientes de producir y consumir alimentos. Y que además parten de otro paradigma, uno que entiende que somos una especie más y somos parte de un todo, que comprende que no existe lo saludable sin lo sostenible, que buscan una reconexión con lo que somos y de dónde venimos. Acá les comentaré dos ejemplos que me parecen relevantes.

Permacultura

 

Según Bill Mollison, la permacultura es el diseño consciente y mantenimiento de ecosistemas agrícolas productivos, los cuales tienen la diversidad, estabilidad y resistencia de los ecosistemas naturales. Es la integración armónica del paisaje y la gente produciendo comida, energía, cobijo y otras necesidades de una manera sostenible. Es el diseño de asentamientos sostenibles. Es una filosofía y una manera de usar la tierra, que combina microclimas, plantas anuales y perennes, animales, suelos, uso del agua y necesidades humanas, para crear comunidades productivas y cohesionadas.

La permacultura engloba conceptos como la agricultura, la bioconstrucción, la economía, las energías renovables, y el tratamiento natural de las aguas, pero también desarrollo comunitario y fortalecimiento de relaciones interpersonales.

La permacultura estudia las relaciones y patrones que operan en la naturaleza y ofrece un sistema de diseño basado en tres éticas transversales: cuidar la tierra, cuidar las personas y compartir los recursos con equidad, enfocado en gestionar los recursos de manera sostenible para beneficio no solo de la especie humana sino de toda la naturaleza, siempre procurando trabajar con la naturaleza en vez de en contra de ella (permacultura mediterránea).

La permacultura propone 7 elementos de acción que interactúan entre sí:

Gráfica 3: Flor de la permacultura. Fuente: Permamed.org

Agricultura regenerativa

 

La agricultura regenerativa es un conjunto de principios de cultivo que rehabilita todo el ecosistema y potencia los recursos naturales. Es un enfoque de cultivo que trabaja en la salud del suelo al promover y restaurar la biodiversidad encima y debajo de la tierra para que el carbono y los nutrientes retornen a la tierra.

Uno de sus focos principales es el secuestro de carbono en el suelo, lo que reduce la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera. A partir de la fotosíntesis, las plantas transforman el dióxido de carbono en moléculas de carbohidrato, las cuales ingresan a través de las plantas hasta sus raíces y posteriormente hasta los microorganismos del suelo, los cuales descomponen estos compuestos orgánicos y segregan, nutrientes para la planta como nitrógeno, fósforo y azufre. A la vez, la biomasa muerta de microbios es la que actúa como almacenes de carbono (Moyer, Smith, Rui, Hayden, 2020). Por lo tanto, el cuidado de la microbiota del suelo es vital para el funcionamiento adecuado de los ecosistemas que lo rodean. Algo así como con nuestra microbiota intestinal!

Los agricultores regenerativos utilizan diferentes principios, técnicas y estrategias agrícolas para lograr ese objetivo:

  1. Rotación de cultivo
  2. Plantar cultivos de cobertura, abono verde y plantas perennes
  3. Retener los residuos de las cosechas
  4. Utilizar fertilizantes naturales como el compost
  5. Emplear rotación de ganado o integrar cultivo con ganado
  6. Reducir la frecuencia y la profundidad de labranza
  7. Eliminar químicos sintéticos

Como podemos ver, la presencia de animales en este tipo de agricultura es absolutamente necesaria. Los animales en la superficie aportan nitrógeno, otros minerales y materia orgánica desde las bostas y la orina. También por efecto del pisoteo permiten que los residuos vegetales queden en contacto con el suelo y se descompongan, cubran semillas, entre otros. Algo necesario para mantener el suelo, y el ecosistema que vive dentro, sanos. La agricultura regenerativa propone reunir nuevamente la agricultura y ganadería que han sido separados en los sistemas convencionales de producción de alimentos.

Según varios estudios, si esta agricultura se aplicara a nivel mundial, se podría secuestrar más del 100% de las emisiones de dióxido de carbono anuales actuales (Moyer, Smith, Rui, Hayden, 2020). Definitivamente, una opción que vale la pena seguir indagando y practicando.

¿Y qué puedo hacer yo?

 

Como consumidores/as, tenemos un enorme poder, que lo ponemos en práctica al menos 3 veces al día cuando decidimos qué alimentos incorporamos en nuestro cuerpo. Por eso, los y las invito a probar con algunas de las siguientes sugerencias:

  1. Reduce el consumo de carne animal y sus derivados
  2. Cuando consumas productos de origen animal que sean de pastoreo y libres de hormonas y antibió Mejor si provienen de agricultores que practican permacultura, agricultura regenerativa o biodinámica
  3. Consume vegetales, frutas, cereales y leguminosas libres de agrotóxicos
  4. Consume de pequeños productores locales
  5. Consume alimentos diversos y promueve la diversidad de cultivos
  6. Reduce tu consumo de alimentos ultra-procesados
  7. Reduce el desperdicio de comida

¡Recuerda que tu salud y la del planeta están en tus manos!

 

Bibliografía

Campbell, K.; Noonan-Mooney, K. y Mulongoy, K.; 2012. Capítulo: Biodiversity, nutrition and human well-being in the context of the convention on biological diversity. Pag 36-44. Sustainable diet and biodiversity. Directions and solutions for policy, research and action. FAO y Biodiversity International.

Friends of the Earth, 2020. 16 things you need to know about your food and the environment. https://friendsoftheearth.uk/sustainable-living/16-things-you-need-know-about-your-food-and-environment

Garibaldi, L. ; Andersson, G.; Fernandez, C. y Perez-Mendez, N.; 2018. Seguridad alimentaria, medio ambiente y nuestro hábitos de consumo. Ecología Austral 28:572-580, Diciembre 2018. Asociación Argentina de Ecología

Moyer, J.; Smith, A.; Rui, Y. y Hayden, J; 2020. Renegerative agriculture and the soil carbon solution. Rodale institute

Nordgren, M. 2020. Lección 6: Alimentación y cambio climático. Curso: La alimentación como herramienta de transformación social. Cosecha Colectiva

Permacultura mediterránea. ¿Qué es la permacultura? https://permamed.org/conocenos/que-es-la-permacultura/

Ritchie, H. y Roser, M. 2020. Enviromental impacts of food production. En owrworldindata.org

Sostenibilidad para todos. Qué pasa si aumenta la temperatura del planeta sólo 2 grados más?. https://www.sostenibilidad.com/cambio-climatico/que-pasa-aumenta-temperatura-del-planeta-medio-grado/#:~:text=En%20el%20Acuerdo%20de%20Par%C3%ADs,a%20estos%20objetivos%20es%202050