Ingredientes:

1 libra de frutilla
½ taza de arándanos secos
Zumo de un limón
1 cucharilla de canela en polvo
1 cuchara de semillas de chía
2 cucharadas de miel de caña

Preparación:

  1. Sacar las hojitas verdes de la frutilla y desinfectarla con agua y limón
  2. En una licuadora moler la frutilla y el arándano con cuarta taza de agua
  3. En una olla antiadherente poner la mezcla de la licuadora, y añadir el resto de los ingredientes con excepción del limón.
  4. Batir constantemente para que la mezcla no se pegue por aproximadamente 15 minutos a fuego lento o hasta que tenga la consistencia que deseas
  5. Agregar el zumo de limón, y mezclar por un par de minutos más.
  6. Dejar enfriar a temperatura ambiente y una vez frío vaciarlo en un recipiente de vidrio y refrigerarlo

Te durará un par de meses. Será una jalea poco dulce y ojalá te guste así! A mí me fascina de esa forma porque siento mejor los sabores de las frutas y sé que estoy consumiendo poca azúcar ;). Sin embargo, si estás iniciando la reducción del consumo de azúcar y tus papilas gustativas aún están empeñadas en pedirte más dulce, puedes agregarle un poco más de miel de caña. Quizá para la siguiente vez, ya puedas reducirla!

Ingredientes:

Una porción de granola
½ platano en rodajas
Zumo de un limón
1/4 taza de arándanos frescos
1/2 taza de yogurt de coco

Preparación:

Mezclar todo en recipiente y a comer!

Esta es una deliciosa receta de mi amada prima Shere 🙂

Ingredientes:

1 kilo de harina integral
1 taza de harina de avena (avena no instantanea molida)
1 taza de otras harinas integrales (puede ser cañahua, tarwi, quinua, etc.)
2 cucharas de semilla de chía
2 cucharas de semilla de linaza
2 cucharas de semilla de sesamo
2 huevos
2 cucharas de mantequila o aceite de oliva
1 cuchara de sal
7 cucharas de miel de caña (si no tienen, pueden usar 6 cucharas de azucar morena)
2 cucharas de levadura seca
agua tibia a necesidad

Preparación:

  1. En una taza grande o recipiente, agregar la levadura, 1 cuchara de azucar integral y un tercio de taza de agua tibia, mezclar y dejar reposar en un lugar cálido por 15 minutos. Verás cómo subirá y también verás las burbujas, que muestran el crecimiento de las levaduras, pura vida!
  2. Mientras la levadura madura, en un recipiente grande (mejor de madera tipo batea) o sino tienes, en un mesón limpio, mezclar todos los sólidos (harinas, semillas y sal)
  3. Luego de que la levadura haya crecido hasta llenar la taza, agregarla a la mezcla de secos, y con las manos mezclarla muy bien, garantizando que se distribuya equitativamante. Juntando ambas palmas, tendrás que ir deshaciendo las bolitas que se formen
  4. Agregar a la mezcla los dos huevos, la mantequilla derretida (o el aceite) y la miel de caña (si es muy espesa, mezclarla con un poco de agua tibia).
  5. Mezclar todo muy bien, deshacer nuevamente con las palmas cualquier bolita que se forme y luego ir agregando el agua tibia (mejor que esté un poco más que tibia). Agregala poco a poco, ya que la cantidad varia dependiendo de varios factores, como el clima, el tipo de harina, el tamaño de huevos, entre otros.
  6. Aca viene un gran ejercicio! Amasar la masa es muy relevante ya que ayuda a que el gluten se desarrolle y contribuye a distribuir uniformemente los gases producidos por la levadura.
  7. Presiona la masa con las bases de las manos, empuja ligeramente hacia adelante. Dobla la masa a la mitad y empuja hacia delante las bases de las manos para presionarla hasta que esté plana. Voltea ligeramente la masa, dóblala y presiónala de nuevo con las bases de las manos. Debes amasar por aproximadamente 30 minutos (si te cansas pídele a alguien que te ayude, ojo a alguien que se haya lavado las manos ;))
  8. La masa debe dejar de estar pegajosa, pero tampoco puede quedar seca, necesitamos una masa suave pero firme. Puedes tomar un pedazo de masa y estirarla entre tus dedos y debes poder adelgazarla hasta que se ponga casi transparente sin que se rompa, asi sabras que tu masa está lista.
  9. Luego debemos dejar reposar la masa. Ponla dentro de una bolsa de plástico, pero sin que esté presionada, ya que la masa deberá duplicar su tamaño durante el tiempo de reposo. Ponla en el lugar más calido que tienes en tu casa y tápala con secadores para brindarle aún más calor. El tiempo de reposo puede variar, pero mejor si la dejar por 3 horas.
  10. Luego forma bolitas y dale forma de pan a cada una de ellas. Puedes aplastarla con ambas manos hasta darle una forma de pequeña hamburguesa pero delgada.
  11. En una lata de horno, espolvorear harina, y encima poner los pancitos, dándoles unos 3 cm entre cada uno, ya que volverán a crecer durante la segunda maduración. Hazles dos pequeños cortes a cada pancito con un cuchillo.
  12. Tapar nuevamente los panes con nylon y secadores y llevarlos a un lugar cálido por otras 2 horas
  13. Calentar el horno a 230 o 250 grados centígrados y meter la lata con los panes (solo usar la parte de abajo del horno). El tiempo de cocción varía mucho de acuerdo al tamaño del pan y sobre todo el tipo de horno que tengas. Sin embargo sabrás que están listos cuando la base de los panes estén doradas. El tiempo de horneado varía tanto que puede tomar desde 12 minutos hasta 35.
  14. Luego que estén listos ponlos en un recipiente y cuantos esten fríos, guardalos en una bolsa plástica para que se conserven por más tiempo.

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